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Esta es, en quince canciones, la historia de un hombre que tenía un corazón y emprendió un viaje. Se atormentó, y el corazón se mantuvo a flote en la tormenta. Estuvo muchos días latiendo bajo el cielo negro, expuesto al filo de las ráfagas de viento. Soportó el látigo del agua salada y los mordiscos de los peces; mantuvo el gesto bajo las trombas, no se dejó aminorar por el rayo, y sobrevivió. A qué playa arribó el hombre al que salvó su corazón, con qué escalofrío recibió el abrigo del aire libre y cómo le temblaban las piernas cuando pisó la arena, son cosas que no cuentan las crónicas ni él supo jamás. Exhausto en la playa, dijo el hombre con palabras muy perfectas: vuelve el agua, corazón, la música es el viaje.
Este corazón transeúnte seguramente no tendría la medida de su ritmo sin el abrigo y el cobijo que ha encontrado en Nicolás, serenidad, coherencia y convicción en cada gesto. Ni tampoco sin Manifiesto Canción del Sur, rosa de los vientos en este viaje.
Complicidad y rigor encontró, este corazón, en el equipo de Producciones Peligrosas. Y legión de amigos fueron parte de su latido, gratitud a todos ellos.
Cada Acorde de este trabajo carecería de sentido sin tu armonía, gracias por todos estos años.
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