Música

La Flor del Frío

La Flor del Frío

Disco

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La Flor del Frío 9.79 €
    


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Coplas para robarte el corazón (2.62 MB) 0.89 €
Qasida del amor que se fue y no vino (3.57 MB) 0.89 €
Geografía de la amistad - a Enrique Morente (2.83 MB) 0.89 €
La Flor del Frío (2.80 MB) 0.89 €
Cómo podría decirte (3.65 MB) 0.89 €
Las Horas (2.01 MB) 0.89 €
El día de los miserables (3.09 MB) 0.89 €
Viudo de sí mismo (4.92 MB) 0.89 €
Yo voy soñando caminos (2.44 MB) 0.89 €
Penumbra - La ciudad (3.22 MB) 0.89 €
Al son de la ea (2.46 MB) 0.89 €
    
 

A su manera, a la manera de Enrique Moratalla está pensado, cuidado y depurado este quinto disco hasta el último detalle. La producción general es suya, así como los temas, con alguna excepción que señalaremos. Los arreglos y la dirección general musical son de Michael Thomas. Y el resultado es un álbum de sonido limpio y elegante, a veces sugerente otras lujoso y hasta espectacular alternando ritmos más vivos, con momentos más suaves, arropada siempre la plasticidad de la voz de Enrique -cada día más pletórica, modulada y llena de matices- por unos músicos de primer orden. En este sentido la base del concierto es un cuarteto de cuerda con la presencia permanente de la guitarra. Los solos instrumentales (saxo, cello y los dúos trombón/trompeta y piano/flauta) juegan aquí con la voz de un diálogo emocionante. También, en momentos puntuales, le acompañan voces que subrayan la expresión y la potencian.
Este es el quinto disco de Enrique Moratalla, tras Corazón transeúnte (2000), Fabiola 11 (2004), El Diván del Tamarit (2007) y Suite Piazzola, con Horacio Ferrer y Versus Emsemble (2007). He tenido la suerte de poder escuchar esta grabación antes de que salga la luz, un regalo especial que agradezco, pues es la primera vez que me ocurre. He leído muchos libros de amigos antes de que se vistan de calle, pero nunca había disfrutado una primicia así. Auténtico lujo.
Enrique Moratalla, como se sabe, viene de lejos, viene del famoso "Manifiesto Canción del Sur", de la época de aquellos cantautores andaluces pioneros en la lucha y en la búsqueda de una identidad y una dignidad para este sur agraviado y olvidado por el poder. Y esta procedencia no la olvida, pues en ella están sus raíces. Por eso en La flor del frío nos encontramos con algunos homenajes entrañables: con ritmo de vals luce la nana de Antonio Mata "Al son de la ea", también nos ilumina una versión especial de la canción que Esteban Valdivieso dedicó al poema de Machado "Yo voy soñando caminos". Igualmente brillante resulta un juego singular, un "mix" en el que se recuperan dos canciones: "Penumbra" y "La ciudad". "Penumbra" es un trabajo que compartió un Enrique Moratalla de 17 años con Carlos Cano (música y letra) y "La ciudad" un poema de Carmelo Sánchez Muros que, con música de Enrique, formó parte de su primer disco: Corazón transeúnte.
Nos reserva este CD sorpresas-homenaje a grandes artistas amigos como Enrique Morente, al que se le dedica un tema "Geografía de la amistad" lleno de complicidad y guiños musicales que lo hacen especial y turbador, como el maestro y el amigo se merecen. Sin olvidar el homenaje al malogrado poeta Pablo del Águila, del que Enrique ha musicado admirablemente el poema "Qasida del amor que se fue y no vino".
Canciones homenaje a la amistad y el recuerdo, pero además se alza en este álbum la canción del presente, de un presente vivo y también ensimismado, del que nos quiere hacer partícipes su autor de la mejor manera que sabe un artista, creando belleza. Aire de tango ligero, para abrir boca, en la primera canción del CD: “Coplas para robarte el corazón”, con cierta mezcla de pasodoble final y feliz. “Cómo podría decirte”, “Las horas”, “Viudo de sí mismo” son temas que nos hablan del hacer más actual de
Enrique Moratalla. En total son once canciones. Todas poseen poderío, fuerza y exquisito sonido. Las letras tienen calidad y corazón, distancia y cercanía. La que le da título al álbum, “La flor del frío” es un tema para la esperanza. Sorprende esta ranchera contra la soledad. La flor del frío brota del macasar, ese arbusto que florece en enero. Hasta una rama desnuda y leñosa se puede recubrir con el resplandor de una flor. El olor de las ramas recubiertas de flores de un macasar puede perfumar, en medio del frío, la soledad de una terraza o un jardín o una vida, igual que la esperanza brota una y otra vez en el frío invierno de nuestros pesares.
Estas canciones, desde luego, florecerán para nosotros cada vez que queramos escucharlas.